Acabo de estar en un curso de mi amiga Margaret van den Brink (margaretevandenbrink.nl) Entre otro, ella habló sobre los cambios profundos del tiempo en que vivimos, y nos enseñó como en este época nos toca desarrollarnos como seres individuales e independientes. Los valores ya no nos son dados; ya no aceptamos sin más todo que nos dicen nuestros padres, maestros o la autoridad en general. Ahora nos toca a nosotros mismos descubrir la forma correcta en que actuar, nos toca descubrir para nosotros mismos lo que es el bien y lo que es el mal. “Esto no se hace” ya no nos vale. El individuo de hoy quiere, a través de su propia experiencia vital, aprender lo que se hace y lo que no.
Esto parece fácil, pero en la mayoría de los casos es un camino difícil. La búsqueda interior –porque la es- nos hace pasar por mucha inseguridad, dudas y a veces soledad. Nos sentimos confusos y agobiados. Nos sentimos incomprendidos y no escuchados. Esto nos pasa a todos los seres humanos de esta época, y tarde o temprano nos espera una crisis personal. Se puede decir que, como humanidad en general, estamos pasando por una adolescencia en que cada uno está buscando quien realmente es.
Me doy cuenta que, como persona altamente sensible, lo que más me cuesta es mantenerme en la postura que a mi me parece la correcta. Cuando interiormente estoy convencida que mi postura es la correcta pero mi entorno piensa de otra manera, es fácil que me dejo llevar por la otra corriente. Me dejo llevar a pesar de mi convicción, y luego me arrepiento de haberlo hecho. Me cuesta mantener mi postura, y fácilmente me dejo convencer por los demás. Creo que lo hago porque soy una persona pacífica, pero en el fondo de mi corazón sé que esto no es el motivo real. El motivo real es que no me atrevo decir lo que realmente opino. Muchas veces me pongo nerviosa, o no sé como expresarme correctamente. Y es verdad, saber decir las cosas bien es un arte – un arte que se puede aprender. Pero hay más. A veces no digo lo que pienso porque de antemano ya “sé” como van a reaccionar los demás. Creo que mi opinión no es importante, o que los otros no la sabrán valorar. Nunca me pregunto de dónde saco yo esa idea. ¿Cómo puedo yo saber lo que los otros piensan? ¿Acaso puedo leer sus pensamientos?
Como personas altamente sensibles tenemos mucho que aportar. Nuestras ideas/opiniones/valores son importantes, y no en último lugar porque percibimos más que los otros, y por tanto nuestra percepción puede ser mucha más rica, puede aportar muchas mas matices, que la de personas que no son PAS. Por lo tanto, creo que tenemos que hacernos visibles, que tenemos que abrir la boca y que tenemos que aprender a compartir nuestros pensamientos con los que nos rodean. Aprendamos de compartir con los demás lo que nos mueve, lo que vemos y lo que pensamos. Aprendamos de expresarnos y como comunicarnos de una forma más eficaz.
La buena comunicación se puede aprender. Hay muchos libros sobre el tema, y como coach también os puedo ayudar. Si queréis saber más, estoy encantada de ayudaros.
Os deseo un buen mes de Mayo.
Esto parece fácil, pero en la mayoría de los casos es un camino difícil. La búsqueda interior –porque la es- nos hace pasar por mucha inseguridad, dudas y a veces soledad. Nos sentimos confusos y agobiados. Nos sentimos incomprendidos y no escuchados. Esto nos pasa a todos los seres humanos de esta época, y tarde o temprano nos espera una crisis personal. Se puede decir que, como humanidad en general, estamos pasando por una adolescencia en que cada uno está buscando quien realmente es.
Me doy cuenta que, como persona altamente sensible, lo que más me cuesta es mantenerme en la postura que a mi me parece la correcta. Cuando interiormente estoy convencida que mi postura es la correcta pero mi entorno piensa de otra manera, es fácil que me dejo llevar por la otra corriente. Me dejo llevar a pesar de mi convicción, y luego me arrepiento de haberlo hecho. Me cuesta mantener mi postura, y fácilmente me dejo convencer por los demás. Creo que lo hago porque soy una persona pacífica, pero en el fondo de mi corazón sé que esto no es el motivo real. El motivo real es que no me atrevo decir lo que realmente opino. Muchas veces me pongo nerviosa, o no sé como expresarme correctamente. Y es verdad, saber decir las cosas bien es un arte – un arte que se puede aprender. Pero hay más. A veces no digo lo que pienso porque de antemano ya “sé” como van a reaccionar los demás. Creo que mi opinión no es importante, o que los otros no la sabrán valorar. Nunca me pregunto de dónde saco yo esa idea. ¿Cómo puedo yo saber lo que los otros piensan? ¿Acaso puedo leer sus pensamientos?
Como personas altamente sensibles tenemos mucho que aportar. Nuestras ideas/opiniones/valores son importantes, y no en último lugar porque percibimos más que los otros, y por tanto nuestra percepción puede ser mucha más rica, puede aportar muchas mas matices, que la de personas que no son PAS. Por lo tanto, creo que tenemos que hacernos visibles, que tenemos que abrir la boca y que tenemos que aprender a compartir nuestros pensamientos con los que nos rodean. Aprendamos de compartir con los demás lo que nos mueve, lo que vemos y lo que pensamos. Aprendamos de expresarnos y como comunicarnos de una forma más eficaz.
La buena comunicación se puede aprender. Hay muchos libros sobre el tema, y como coach también os puedo ayudar. Si queréis saber más, estoy encantada de ayudaros.
Os deseo un buen mes de Mayo.
(foto: Monique Bor)