Casi todas las relaciones se caracterizan por un periodo de intenso enamoramiento, seguido por un tiempo de creciente desencanto que empieza con pequeñas irritaciones que van a más y acaban en críticas, impaciencia, discusiones y –por último- conflictos que posiblemente marquen el fin de algo que empezó como la ilusión más grande de tu vida. Y no hablemos del dolor. Mucho dolor e incomprensión.
Sé que os suena. En los años que llevo trabajando como coach especializado en personas altamente sensibles, he escuchado muchas historias como estas. Incluso se presentan en personas con una moderada sensibilidad, pero en los PAS vemos unas características especiales como, entre otros, el enamoramiento profundo con la convicción que este es el gran amor, irritaciones específicas que tienen que ver con el rasgo, y la supresión de esa irritación por miedo a la discusión y al conflicto (y a la perdida de la pareja).
La mayoría de los PAS tiene mucho miedo al conflicto. A veces incluso pánico. Personalmente os puedo decir que yo hace años solamente me percibía como pacifista. Esto era antes que sabía del tema PAS y de que yo formaba parte de este gran grupo de gente, antes de aprender sobre nuestro rasgo y antes de entender la actitud del PAS ante conflictos. Llegué a comprender que me llamaba pacifista por la simple razón que quería tener la perfecta excusa para evitar todo tipo de conflicto. (Por cierto, sigo siendo pacifista, pero ahora desde otra perspectiva).
Después empecé a estudiar el tema de conflictos – por que se produce un conflicto, cual es su mecanismo, como se puede evitar y como se puede solucionar. Os aseguro que es un tema fascinante.
Cuando el PAS –o por lo menos la mayoría de ellos– se ve en una situación conflictiva se siente muy vulnerable e indefenso. Generalmente la otra parte levanta la voz, suelta una cantidad de acusaciones e intenta convencernos de sus razones. Dependiendo de la persona, hay gente que va muy lejos para poder ganar un conflicto. He oído de casos de mentiras gordas, malos tratos y hasta mobbing. Cuanto más agresivo el ataque, más se bloquee el PAS. Intentará ignorar el conflicto. Si esto no es posible, es capaz de darle la razón a la otra persona hasta incluso creérselo todo y sentirse culpable. O, si no llega a sentirse culpable, puede llegar a sentirse víctima (ya que no suele disponer de herramientas adecuadas para defenderse).
¿Qué podemos hacer?
Para empezar, desde luego disfrutar a tope de ese período del enamoramiento, pero igual entregándote un poco menos y menos rápido. Menos de «todo o nada». Cuando, después de la primera euforia, empiezas a notar las primeras irritaciones, hay que estar muy alerta. Estos sentimientos que aparentemente son tonterías, suelen formar la base de las discusiones que más tarde surgirán. Presta atención a pensamientos que son una crítica interior al comportamiento de tu pareja (o de tu colega o quien sea). No intentes callar esos pensamientos pero investígalos. Investiga por qué te molesta determinado comportamiento. Ponte en el lugar del otro y pregúntate por que hace tal o cual cosa. Seguro que no lo hará adrede para irritarte.
Si la irritación persigue tendrás que aprender estilos diferente de comunicación, ya que tendrás que hablar sobre ello. Recuerda: ignorar un tema no hace que desaparezca; lo hace crecer. Una técnica de comunicación que me gusta mucho, es la Comunicación No Violenta. Otra técnica que me gusta consiste en el siguiente método:
- Hazle saber a tu pareja que necesitas hablar con el/ella. Mirar agendas y decidir sobre una hora que va bien a los dos (tiene que haber un buen margen de tiempo para evitar el estrés).
- Llegado el momento hay establecer reglas y mantenerlas. Por ejemplo: decidir que cada uno tiene cinco o diez minutos para hablar sin ser interrumpido. Luego se cambia el turno. También es importante estar de acuerdo que cada uno puede hablar sin ser juzgado o ridiculizado.
- Es una buena práctica empezar este tipo de conversaciones con una especie de ritual en que cada uno –por turno- expresa su amor/cariño/respeto por la otra persona, nombrando todos los puntos y características que valora en el otro.
- Cada uno habla estrictamente desde su «yo» sin acusar o atacar al otro. Formulas frases como: «Cuando he visto esta mañana que no estaba puesto el tapón al tubo de pasta de dientes, sentí mucha irritación, ya que ayer y anteayer también lo había visto. Siento irritación por que la pasta se está secando y la parte seca siempre hay que tirarla mientras que prefiero no tirar nada.» O bien: «Me irrito porque tengo que limpiar la balda, y me da trabajo extra tener que poner el tapón». Expresa necesidad de ser respetado, y comunica tu deseo para qué el otro tenga en cuenta tus necesidades.
- Es importante que las dos personas entendéis que este tipo de conversación no es un espacio para expresar críticas y reproches. Es un espacio en que llegas a conocer mejor a tu pareja. Es un espacio para profundizar más en la forma de sentir y de pensar de la persona a quien amas. El objetivo es cuidar y solidificar vuestra relación.
Claro, también hay momentos y relaciones en que este tipo de trabajo preventivo no es posible y en que el conflicto (latente) ya se ha formado. ¿Qué puedes hacer, por ejemplo, cuando alguien te insulta? En Facebook, en el grupo «La Persona Altamente Sensible» hay un interesante hilo de conversación sobre este tema. Isabel Sanchez comenta que se echa a reír y dice algo como: «¿En serio?» Según ella funciona muy bien y la otra persona se queda tan sorprendida qué el tema pierde su punto venenoso. Aun así, sentirte «insultado» depende de ti. Siempre puedes elegir no darte por aludido. Me explico: Aunque la otra persona te diga que eres débil o lo que sea, para nada quiere decir que realmente lo seas. Lo único que se puede decir es que esa persona te percibe como débil. (Ojo, conviene preguntarte si a lo mejor te conviene aprender herramientas que te hagan sentir más fuerte, eso sí).
Por mucho que te duela algo que te digan (otra vez, sentirte dolido es una opción) hay una cosa que es importantísimo que no lo hagas: bloquearte y callarte. Como PAS tenemos esa tendencia, pero os aseguro que es totalmente contraproducente. Entiendo que te bloquees, entiendo que te sientas tan herido que no te ves capaz de reaccionar, pero conviene que entiendas que con este tipo de comportamiento lo único que consigues es que la otra persona se enfurece más. Si la otra persona no es PAS, casi seguro será incapaz de entender tu reacción. Utiliza tu capacidad empática –por mucho que te cueste en medio de un conflicto– y colócate en la situación de la otra persona que te está exigiendo explicaciones. Respira profundamente y dile: «Te he oído. En este mismo instante no te puedo contestar. Si quieres hablamos en otro momento sobre el tema». Y claro, hay que decidir sobre el momento de esa conversación, ya que hablarlo es importante. No olvides de establecer reglas (del tipo que he mencionado antes) para la conversación. También puedes considerar la opción de tener una conversación por escrito.
Si te cuesta tener esa conversación, pide la ayuda de algún familiar o amigo. O piensa en la posibilidad de utilizar el servicio de un mediador en conflictos. Como sabéis, el mediador es una persona imparcial cuyo trabajo consiste en vigilar que cada una de las partes tenga la oportunidad de expresar -sin ser interrumpido- el conflicto desde su propio punto de vista, después de lo cual facilita el diálogo con el objetivo que entre los dos vayáis encontrando soluciones. Un mediador no es un arbitrio y no aporta soluciones. Un mediador que es PAS entenderá tus dificultades de expresarte y hará todo lo posible para que tengas tanta oportunidad de explicarte como la persona con quien tengas el problema.
Espero que esta información os haya sido útil. Por supuesto podéis contar con mis servicios de coach especializada en personas altamente sensibles, y de mediadora en conflictos.
Puedes leer más sobre este tema en mi libro «Personas Altamente Sensibles:
La sensibilidad, lejos de limitarte, te puede proporcionar las alas que te permiten vivir tu vida plenamente. Si quieres saber todo sobre el rasgo para poder descubrir de qué manera se manifiesta en tu ser, si buscas herramientas, ideas y consejos, te recomiendo mi último libro:
One Comment
Antes de saber que soy PAS, también me catalogaba como pacifista y ciertamente el temor a la perdida de la persona amada me ha llevado a tener actitudes como la que usted describe en su articulo. Para mi percibir los sentimientos de las otras personas, leer sus pensamientos, saber de antemano de que van, era normal y así asumía que todas las personas sentían más menos igual, injustamente pensaba que, quien no se diera cuenta de todas estas cosas pues, se debía a falta de interés, a vagancia mental de no querer pensar, meditar, interactuar y solucionar.
Que injusta he sido al juzgar a los demás, hoy entiendo que debo dar paso atrás, respirar y sobre todo aprender a dominar la ira que aunque algo controlada, me invadía cuando las otras personas no actuaban como yo creí que debían. Hoy sé que tengo una situación que resolver y aprender aún más a evitar conflictos, no tanto con la pareja pues nuestra relación es maravillosa en sentido general y sí con mi ámbito laboral, pues en los últimos 3 años he pasado por grandes conflictos.
Saludos a tod@s
Pondré en practica las técnicas que describe en este articulo