Os quiero contar algo sobre una conversación que tuve el otro día. El tema era la baja autoestima –como bien sabéis es esto un tema que a muchos de nosotros, los PAS, nos afecta- y llegamos a hablar sobre el rechazo. Sobre lo que pasa cuando te sientes rechazado.
Me imagino que el sentimiento del rechazo es algo que ya conoces desde tu infancia. Nuestros padres nos han criticado, y en algunos casos hasta nos han abandonado. Amigos en el cole nos han criticado, nos han dejado por otros. Más adelante, en la adolescencia nuestro primer novio o la primera novia ha acabado la relación. No me extrañaría si todavía tenéis un recuerdo muy doloroso de aquellos momentos. Profesores nos han devuelto exámenes con notas bajas, nos han ridiculizado a causa de esto, o por otros motivos.
En nuestra vida adulta, el problema sigue. Buscamos trabajo, no nos cogen. Ofrecemos propuestas de trabajo, ofertas y presupuestos, y los rechazan. Tenemos un sueño, deseos para mejorar nuestra vida o el mundo, y se ríen de nosotros. Escribimos y entregamos manuscritos, nunca nos mandan una noticia siquiera. Hasta el bus o el metro cierra sus puertas delante de nuestras narices. En fin, la lista puede ser interminable.
¿Habrá un momento en que esto acabe? ¿Cuántos más rechazos tenemos que tragar?
Queridos amigos, la noticia es mala. Esto nunca va a terminar. Estas cosas pasan, y nos pasan a todos. Tanto a los PAS como a los que no son PAS.
Si lo piensas un poco, te darás cuenta de que es imposible que eso cambie, por la sencilla razón de que somos muchos millones en esta tierra, y cada uno tenemos derecho de pensar lo que queremos, de opinar lo que nos da la gana (y no me refiero a la censura por parte de alguna autoridad, que sería otro tema). Cada uno tenemos la libertad de crear nuestras propias experiencias, y eso implica que cada uno en cada momento elegimos entre las muchas posibilidades que la vida nos ofrece. Y si yo, cada vez que alguien elije algo que no me incluye a mi, percibo esto como un rechazo personal, es lógico que lo vivo como un profundo dolor. Este dolor proviene de una necesidad fundamental de cada ser humano, la necesidad de sentirnos aceptados, queridos.
Me recuerdo mi primer amor. Después de un año me dejó y empezó una relación con otra chica. Estaba destrozada. ¿Cómo era posible que no veía que habíamos nacido el uno para el otro?
Muchos años han pasado, y hace tiempo ya me di cuenta de que este chico en realidad me había hecho un favor. Le he dado mil veces las gracias por el hecho de que había sido honesto conmigo, y ahora veo claramente que una relación seria y duradera con él hubiera sido bastante limitante para los dos. En realidad, su «rechazo» fue un regalo. Si hubiese sido capaz de verlo en su día como tal, como el regalo que era en lugar de tomarlo como una crítica personal, me podía haber ahorrado mucho dolor y litros de lágrimas.
Os cuento todo eso para haceros ver que un rechazo nunca es personal. He llegado a entender de que, si alguien me dice «no» esto no tiene que ver conmigo, pero con lo que vive en esa otra persona. Tiene que ver con algo que necesita esa persona y que no puede recibirlo de mí. No porque soy como soy y no tengo capacidad de dar, pero porque en esa persona vive una necesidad que tiene que satisfacerse para que esa persona se siente en paz consigo mismo. Lo que yo le doy no está en resonancia, por decirlo de una manera, con lo que la otra persona necesita, con lo que su alma busca.
¿Qué pasa si intentamos de mirar un rechazo como un regalo? Suena raro, pero en realidad es una gran oportunidad si alguien te dice en toda honestidad que no está interesado en ti. Lo que hace en realidad, es abrirte la puerta para cosas nuevas, para personas que encajen mejor contigo y para nuevas experiencias. Si intentamos percibir un «no» de esta manera, como una oportunidad para crecer, nos podemos ahorrar mucho dolor, tiempo y energía. Repito, el rechazo no tiene que ver contigo. No tiene sentido, intentar de controlar o de manipular a otra persona para que se quede, o para que nos dé algo que nosotros necesitamos pero lo que no le sale de forma natural. Lo que sí podemos cambiar, es la manera en que decidimos de interpretar la decisión del otro y como reaccionamos frente a ella.
Si tu no te rechazas a ti mismo, nadie te puede rechazar tampoco. Un paso importante para no sentir el rechazo, es aprender de quererte y aceptarte tal como eres. Si tu te aceptaras de verdad, ¿te importaría realmente si alguien te dejara? Claro, sentirías el dolor de la despedida, el luto por algo que ya no está. Puede ser un proceso doloroso, claro que sí, pero ya no tienes porque hundirte o destrozarte como cuando te lo tomaras como algo personal. No se trata de que tu no valgas. En absoluto. Es solamente que (ya) no le vales a esa persona.
Te propongo de utilizar este mes para observar tus reacciones frente a los rechazos – los pequeños y los grandes. ¿Qué es lo que sientes? ¿Hasta qué punto te afecta? ¿Ahorrarías energía si no te los tomaras como una cosa personal? Si fueras capaz de interpretar el rechazo como una oportunidad de avanzar en la vida, ¿cómo te sentirías frente a las situaciones recientes de donde te habían excluido?
De la misma manera puedes mirar a las personas que tu has rechazado. Yo soy más que consciente de haberlo hecho. Lo que pasa es que en su día no lo miraba de la manera que acabo de explicar, y sufría enormemente. Me pesaba la conciencia, a veces hasta ponerme enferma. Prefería tragarme cosas antes de rechazar. Desde que miro la situación desde la perspectiva «regalo y oportunidad» me siento mucho mejor, y me cuesta menos establecer mis límites. Y es verdad, mirando hacia atrás, puedo ver que mi «no» a otra persona le ha aportado cosas positivas que no le hubiesen llegado en el caso de una prolongación de una situación sofocante y agobiante. Y también puedo ver que mi «no» no significaba que la otra persona no valiera per se, pero que ya no me valía a mi, porque había cambiado y necesitaba otras cosas en mi vida para poder crecer.
Me gustaría acabar con una cita del Dalai Lama: «Sólo las personas a las que conocemos y que nos crean problemas nos proporcionan verdaderamente la ocasión de practicar la tolerancia y la paciencia. Nuestros enemigos, o más ampliamente, todos aquellos que no nos quieren, merecen pues en realidad el mayor de los respetos, y debemos considerarlos como nuestros profesores más preciados.»
Aprovecho este newsletter para anunciar que el día 16 de marzo, daré una charla sobre la alta sensibilidad en Palma, en la sala de la revista Plural. Habrá oportunidad de preguntar e intercambiar experiencias.
Si hay interés, me gustaría hacer lo mismo en Madrid-Moratalaz. Sería para la última semana de marzo. Los que estáis interesados, ¿me lo queréis comunicar?
Nada más que desearos un buen mes de febrero.
8 comentarios
Y cuando el rechazo viene del PAS… ¿Qué hacer?
Hola,
Pues, no sé. Hablar con la persona? Aceptar el rechazo? A lo mejor le produces demasiados estímulos y se siente abrumada. Pueden ser mil motivos… Un saludo.
Hola Artabria, completamente de acuerdo contigo. Relación es un verbo; no es una estampa romántica, y la media naranja no existe. Es gracias a la pareja (o amigos, o familia, o colegas) que podemos llegar a conocernos, trabajarnos y crecer… ¡Feliz año!
Yo creo que cuando la vida te da limones haz limonada, vivir en el rencor, victimísmo o menospreciarse por no encajar no lleva a ningún lado. ¿Cómo le vamos a gustar a todo el mundo? Desmontemos esa película que tenemos en la cabeza de un mundo ideal con parejas ideales, amigos ideales y familiares ideales. Somos lo que somos, ni bueno ni malo ni mejor ni peor, somos únicos e irrepetibles.
Si nos rechazan pues borrón y cuenta nueva, dando oportunidad a otras nuevas personas que nos están esperando. El mundo está lleno de sorpresas, cada cual más emocionante y sorprendente.
El romanticismo está muy bien pero no deja de ser una fantasía, hay que vivir con los pies sobre la tierra y aceptar los acontecimientos tal como vienen, luchar contra ellos solo trae desdicha.
Soy PAS sufro mucho por ello pero también disfruto mucho cuando la vida me compensa.¡¡Ánimo a los rechazados y felíz 2016!!!
Un rechazo amoroso, cuando tu amas con lealtad y estás coprometido a dar tu cariño y todo lo bueno que tienes a tu pareja, nunca puede pintarse con los colores de un regalo.
Porque ese rechazo es la desvalorización de todo lo que tu eres y das, el menosprecio a un sentir sincero que significa que serías capaz de ir al fin del mundo por esa persona a la que amas, y que ahora tira a tus pies el cariño que sientes por ell, porque a su modo de ver no vale lo suficiente, aunque tu sabes que es lo más preciado que atesoras en ti y que lo ofreces como tu bien más esencial.
Y cuando esta circunstancia se da tras haber tu mostrado delicadezas, como subir a una montaña por agrestes riscos y traerle un ramo de escogidas flores silvestres que nadie mas le habria llevado, o unas moras recogidas en la montaña y envueltas en una cesta de helechos que tu mismo hiciste y tejiste mientras bajabas del bosque al pueblo con cuidado para no dañarlas durante el trayecto… Entonces sientes que tu cariño es arrastrado por el fango, no sirve, no lo aceptan ni lo valoran aun sabiendo tu que nada mas puro puedes dar.
No, el rechazo para una persona altamente sensible no puede jamás ser un regalo, mas antes sera el mayor de los daños infligidos. Ser demasiado sensible puede ser una bendición si el entorno en el que estás es propicio, pero si te mueves entre gentes que no ven más allá de sus narices la excesiva sensibilidad torna su potencial vivificante en acerado zarzal que zahiere tu alma dejándola desollada y sangrando lagrimas hasta formar una laguna lóbrega y silenciosa.
La verdad es que me parece un poco agarrado por los pelos lo de considerar el rechazo al otro como "un regalo". Claro, podemos llamar a las cosas como queramos, si con eso nos sentimos mejor, pero llamar blanco a lo negro, aunque nos haga sentir mejor, no hace que lo blanco se convierta en negro. ¿No será una forma de no enfrentar un problema?..es mucho mas facil cambiar el nombre de algo en lugar de afrontar el límite que realmente supone, y asumir la responsabilidad de desarrollarse en la dirección correcta..poner un límite a los demas siempre implica algun tipo de sufrimiento. Intentar evitarlo, es como intentar que las mariposas de seda no sufran al salir del capullo cuando empujan con sus alas…si se les evita dicho sufrimiento, las mariposas no son capaces de volar y mueren. Si evitamos el sufrimiento buscando nombres "bonitos", estamos dejando de volar, aunque nos parezca que vivimos en un mundo mas color de rosa…
Meine Liebe Esther, tenerlo como objetivo, como algo a lo que aspirar… creo que esto es un buen principio. Igual ni se trata de llegar, sino de (man)tener la conciencia. Ya sabes, ¿lo del camino que se hace al andar? Besote.
Querida Karina: la parte del comentario del Dalia Lama es el hueso más duro de roer. Se sabe que el bueno hombre tiene razón pero aplicar esa mirada … es, ciertamente, muy, muy dificil. Gracias por tan interesantes aportes. – Esther