Mi vivencia de las Jornadas de la alta sensibilidad de la APASE
Seguro que todos conocéis ese segundo pilar, la segunda característica base de la alta sensibilidad, el pilar de la sobreactivación o de la saturación. El pilar que representa nuestro talón de Aquiles y que, justamente por ello, merece ser tomado muy en serio.
Muchas veces, y basándose en las experiencias vividas, se puede evitar ese estado de sobreactivación, de querer abarcar más de lo que ‘tu sistema’ es capaz de procesar. No es por nada que los profesionales que trabajamos con este bello rasgo, hacen tanto hincapié en la aplicación de las herramientas del autocuidado.
Ahora bien, la sobreactivación no siempre es evitable, no siempre se puede prevenir. A veces la vida te coloca en situaciones o te presenta con experiencias que consumirán tu pila de energía e incluso se harán con tus reservas. Si estas situaciones te cogen de improviso, te pueden dejar con secuelas que requieren un largo descanso, un descanso serio que no siempre podemos permitirnos. En ese caso llevaremos arrastrando un déficit de fuerzas vitales que, tarde o temprano, levanta su cabeza desagradable en forma de un malestar físico, ya que tener pocas fuerzas vitales repercute directamente en nuestro sistema de defensas, el sistema inmunitario. Por esto es tan importante comer bien y muy sano cuando estas bajo de energía, la trampa siendo: ‘Estoy demasiado cansado para prepararme una comida saludable; pongo una pizza en el horno, o meto una pasta pre hecha en el micro´. Y de las bebidas energéticas ni quiero hablar.
También puede pasar que sabes de antemano que te espera un tiempo en que quemarás tu pila a un ritmo que no se deja compensar de inmediato, y te puedes preparar para generar un poco de fuerza extra. En este caso lo que hacemos es recurrir a las herramientas de autocuidado, pero no a posteriori sino en plan preventivo. De esto os quiero hablar.
Acabamos de celebrar las V Jornadas de la Alta Sensibilidad, el evento anual organizado por la APASE, la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España que fundé hace más de diez años y que ahora tiene a Clara Ramiro Guzmán como presidente. Fue un evento totalmente festivo y maravilloso, con un acogimiento que superaba nuestras esperanzas con diferencia y del que las organizadoras y voluntarias disfrutamos tanto que los cientos de asistentes entusiasmados con sus caras radiantes y corazones llenos de gratitud.
Lo que no se ve y que probablemente es difícil de imaginar, son los meses y meses de preparación en petit comité. Este año decidimos celebrar el evento anual en Madrid y queríamos crear algo especial, algo digno de la Capital. Ahora, nadie de nosotras vive en Madrid, es más, todas vivimos lejos de la Capital. Organizar un evento de este tipo desde la distancia requiere mucha dedicación, tiempo, compromiso y constancia. Requiere horas y horas de investigación, de escribir mails, de llamadas telefónicas y de hablar y evaluar cada cosa en el grupo para tomar las decisiones correctas. Parece una chorrada, pero era algo que –en este caso hablo por mí– me ocupaba hasta las noches en mis sueños. ¡Hasta que encontramos la sala adecuada! He visto decenas de salas de hoteles, de centros de congresos y de espacios para celebrar eventos. Ningún lugar sabía a ‘PAS’, ningún presupuesto encajaba con nuestras posibilidades hasta, finalmente, dimos con la sala del Rastro: diáfana, moderna, luminosa y ¡con plantas de verdad! En fin, no os aburriré con el resto de los preparativos y la multitud de ideas que brotaron de nuestras mentes creativas y que tenían que ser exploradas, pero os digo que fueron meses intensivos (aquí quiero transmitir mi especial agradecimiento a nuestra Carmen Gómez, Nerea Tuñón y Teresa Nandín que nunca dejaron de estar al pie del cañón).
Y cuando finalmente llega el día…
Los últimos detalles, conocer la sala y su dueño en la realidad, conectar con las maravillosas voluntarias, con el fabuloso equipo audiovisual, amigos de mi yerno, saludar y abrazar a las chicas de la junta (¡emoción!), los ponentes, los integrantes de la mesa de los libros… y luego los cientos y cientos de asistentes de los cuales muchos eran conocidos de hace años o de meses. La emoción de toda la experiencia es abrumadora en sentido positivo, es tan rico y emotivo que ayuda a generar fuerzas vitales que, por otro lado, son consumidas por ‘estar en todo’ y –junto con mis compis– vigilar que todo va conforme el plan de la programación.
Qué el evento fue un exitazo, me imagino que ya os llegó el mensaje, o quizás has estado y lo has vivido, y también lo puedes ver y leer en varios otros sitios y posiblemente hayas visto algún que otro vídeo de las presentaciones. Pero qué paso después de cierre, el domingo por la tarde, esto no sale en ningún vídeo y en ningún reportaje.
Llegué a casa el domingo por la noche y me metí directamente en la cama. Estaba agotada, no podía más. Al mismo tiempo estaba eufórica por todo que habíamos conseguido, por el hecho de que todo había ido mejor de lo soñado. Estaba súper cargada de los muchos abrazos, sonrisas, de todo el cariño recibido; cerraba los ojos y veía caras, caras conocidas y caras que nunca había visto antes, escuchaba voces de personas que me contaban detalles personales, pero también las voces de los ponentes y el gong de nuestro ‘músico residente’, Oriol Ginestà. Pensé con gratitud en mi maravillosa amiga Tuti Krause, venido de Buenos Aires, que no dejó de cuidarme ni un momento, y a todos aquellos –organizadoras, ponentes y asistentes– que habían hecho posible todo este evento. Sin asistentes (algunas personas venían de muy lejos y de otros países) puedes organizar lo que quieras, pero no generas nada; este evento ha sido un evento co-creativo en toda la regla. ¡Qué regalo! (Y añado: tampoco es posible organizar estos eventos sin el apoyo de nuestros socios que, fielmente, pagan su cuota anual de solo 24€ – ¡muchas gracias a todos los socios!)
Sigo. No podía dormir. Me era imposible desconectar. No me quedaba ni un miligramo de energía, pero estaba cargada de magia, de dopamina. Tardé bastante en darme cuenta que estaba atrapada en un típico caso de sobreestimulación. A pesar de haberme preparado antes del evento con dormir lo suficiente y de comer bien y saludable, el enorme desgaste de los meses de preparación y de estar continuamente pendiente durante el evento mismo, me había vencido. Finalmente dormí cuando el sol ya se estaba asomando, y todo el lunes no era capaz de levantarme. Sí, efectivamente, la sobreestimulación me había dejado agotada.
Tardé casi una semana en recuperarme más o menos, mientras que necesitaba hasta el día de hoy para procesarlo todo y ser capaz de tomar la distancia suficiente para poder escribir este artículo. La experiencia me sirvió para recordarme que soy PAS. Soy también buscadora de sensaciones y todo el desafío de participar en la organización de un evento de este envergadura me encanta, pero esto no impide que también pago un precio, y esto a pesar de conocerme bien, de haberme preparado bien en el sentido del autocuidado y de haber sido cuidada y mimada durante los dos días de la duración del evento.
Naces con alta sensibilidad, y toda tu vida serás una PAS, da igual el nivel de autoconocimiento que tengas. El sistema neurosensorial de cada persona tiene un tope, y este tope llega antes en la persona con este rasgo. Este tope no cambiará; lo que sí puedes cambiar es la preparación y, quizás, la dosificación de la información sensorial y emocional aunque lo último, bastante desenfrenada por el entusiasmo, es relativa. En mi caso solamente puedo decir que el ‘desgaste’ ha valido el esfuerzo, y mucho. Repetiría cualquier día, ya que la magia vivida es gigantesca, pero por otra parte me alegro poder entender que me ha pasado y por qué me ha pasado lo que me ha pasado. Siempre quedan cosas por aprender sobre uno mismo, sobre el rasgo en sí y sobre como el rasgo actúa en mí. Disfrutar como disfruta una PAS, emocionarte como una PAS, es una maravilla, pero el ‘exceso’ tiene su precio, y poder reconocer que esto es así es, en el fondo, igual te maravilloso.
Gracias a todos por haber compartido estos días maravillosos conmigo. Y por favor, recuerda que estos eventos los hacen posibles los socios y los voluntarios. Ayúdanos en mantener la tradición y que las VI jornadas, del año que viene, serán igual de mágicos, fantásticos y enriquecedores.
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4 comentarios
Estimada Karina,
Me alegro mucho del éxito en el evento anual, al que a mi pesar no pude asistir. Pero espero poder hacerlo en otra ocasión :).
Al hilo de lo que comentas sobre la saturación mental en el ámbito laboral, yo tengo un trabajo que, aunque me gusta, me carga mucho mental y emocionalmente (soy profesora de adolescentes y también de adultos muy exigentes). Noto que el sueño bifásico me va bien para descongestionarme y trabajar más fresca las horas que tengo que dedicar fuera del aula. No sé si podrías dedicar un tema o unas palabras a ello, o contarnos si tienes experiencia en ello, tú misma o con tus pacientes. A veces me descompenso, y en general me resulta positivo en un sentido y negativo en otro, pero por activación hacia el trabajo por un lado, y la necesidad de desconexión por otro, de momento no encuentro una forma mejor de gestionar mi sueño.
Gracias por tu generosa luz, me aporta tanto leerte. Un abrazo.
Hola Elisa, gracias por tus palabras de cara al evento. A lo mejor consigas ir el año que viene.
Tu tema es muy complejo, ¿verdad? Los clientes-profesores que he tenido me comentan más o menos lo mismo. Lo que veo que les gusta el trabajo que hacen, les encanta trabajar y motivar a niños y adolescentes, pero el trabajo les exige demasiado, especialmente por todas las tareas fuera del aula. Y es normal. Las PAS que trabajan en educación han elegido este trabajo por vocación y dan todo de si, o incluso más. No tienen suficiente tiempo para desconectar, desconectar y cargar pilas, y encima ‘llevan a los alumnos a casa’ – especialmente los niños con problema. Está claro que esto pasa factura, genera estrés, y el estrés/sobrecarga influye en el sueño. No poder soltar el día y pensar en el día que viene, hace entrar en ese bucle mental del que es difícil salir.
Entre las soluciones que encontramos con mis clientes figuran cosas como aprender las técnicas del mindfulness o la meditación. Buscar un buen terapeuta especializado en aceites esenciales. Trabajar menos horas. Pedir una excedencia. O una combinación de varias de estas soluciones.
Desde luego no es fácil, y la gran responsabilidad que sientes como PAS y educadora te pesa, desde luego.
Siento no poder darte más consejos; no los tengo. Aparte, quizás, de entrar en ese proceso de autoconocimiento e investigar sobre tus límites como PAS.
Espero que esto te haya aportado un poquito de claridad.
Te mando un fuerte abrazo y mucho ánimo. Decirte también que tengo una inmensa admiración para l@s PAS que trabajan en educación.
Estimada Karina, es sábado por la tarde, has anunciado en redes sociales tu nueva publicación, y la acabo de leer.
Ante todo, ¡ENHORABUENA por el merecidísimo éxito en Madrid!
Como tú, soy una PAS buscadora de sensaciones. Mi profesión, que has compartido conmigo desde dentro, y por ello entiendes muy bien lo que comento a continuación, me las proporciona de manera abrumadora y, lo que has descrito, lo experimento quasi semanalmente. Supongo que me he ido acostumbrando a ello durante todos estos años pero, con la edad, cada vez la recuperación de ese desgaste es más costosa… Mucho más, realmente.
Tu libro y conocerte personalmente, me suponen un pilar emocional que mi mente recuerda cuando «saltan las alarmas». Es como que me digo a mi mismo: «Te sientes así porque tienes el rasgo. Entiéndelo, asúmelo y disfrútalo». Entonces, empieza el proceso de recuperación y el regreso al equilibrio relativamente controlado…
Así que, Karina, muchas GRACIAS por tanto y por tantas personas que, hasta hace muy poco tiempo, ni entendíamos, ni asumíamos, ni disfrutábamos, por desconocer una parte tan importante de nuestra extraordinaria esencia como personas.
¡Un afectuoso y mágico abrazo!
Estimado Joan, muchas gracias por tu feedback y tus palabras personales. En tu caso podemos añadir tu temperamento de extrovertido, lo cual añade todavía más intensidad a aquellas experiencias que, de por sí, ya son muy intensas. Nada fácil desde luego, y te reconozco que tengo mucha admiración por tu manera de vivir nuestro bello rasgo. También me alegro mucho por el hecho de que hayas descubierto esta pieza del puzzle del autoconocimiento que, como ya indicas, te ayudará a gestionar ese desgaste emocional y física de una manera más congruente con tu forma de ser y, por ende, ‘sufrir’ menos.
Un fuerte abrazo.