Siguiendo con el tema de la comunicación –y gracias a todos que me han escrito con feedback- me gusta contaros sobre el trabajo del psicólogo clínico Marshall Rosenberg. Es interesante para todo el mundo, pero creo que para la gente altamente sensible es una herramienta especialmente útil.
Vivimos en un mundo en que cada vez hay menos tiempo y paciencia para escucharnos o para realmente intentar de comprender al otro ser humano. Cada uno exige “respecto” para su propia opinión, y no tarda ni duda en proclamar lo que personalmente opina. Queremos y necesitamos ser escuchados. El Americano Marshall Rosenberg piensa que nuestra forma de expresarnos contribuye a la violencia que hay en el mundo, y ha desarrollado una nueva forma de comunicar, la comunicación no-violenta.
Cuantas veces decimos/escuchamos frases como, “No seas tonto,” o “Tu problema es que nunca piensas en los demás,” o “No me fastidies.” Según Rosenberg, estos son ejemplos de un lenguaje violento, “y es importante,” dice, “que tomemos conciencia de los juicios que hay por debajo de este tipo de frases que, en su aparente sencillez, lleva a una comunicación que nos separa el uno del otro, en lugar de acercarnos, algo que la comunicación pretende.”
Miramos la siguiente situación: Una mujer espera que su marido llega a las 9 para cenar. Él llega una hora más tarde, sin que haya llamado para avisar de su retraso. Nada más que entrar por la puerta, ella le dice: “¿No habíamos quedado en cenar juntos? Nunca me escuchas. ¡Nunca tienes tiempo para mí!” Esto puede ir acompañado de portazos. Más que probable que el marido se enfada y se va. Adiós velada bonita y agradable.
¿Qué nos surgiere Rosenberg en una situación similar? “En primer lugar,” explica, “es importante de observar lo que pasa. Se trata de una observación pura sin emitir ningún tipo de juicio o valoración.” En este caso vemos que la mujer y el hombre habían acordado de cenar juntos a las 9 de la noche. El hombre llega una hora más tarde y no ha llamado para avisar de su retraso. Hechos. Después de observar eso, vamos al segundo paso, que es la pregunta: ¿Qué emoción te produce esta situación? Esto no es fácil, porque por lo general no tenemos mucha práctica en describir lo que sentimos. En la situación del ejemplo, es posible que la mujer diga: “No me siento escuchada.” Según Rosenberg esto no vale porque colocamos la causa con la pareja que ha llegado tarde. En la comunicación no violenta se trata de describir tu propio sentimiento. En este caso la mujer podría decir algo como: “Me siento triste.”
Paso número tres es: ¿Qué necesidad básica se esconde detrás el sentimiento de tristeza? Rosenberg piensa que cada sentimiento es expresión de una necesidad humana tal como aceptación, compartir o conexión. En nuestro ejemplo podemos imaginarnos que la mujer tenía la necesidad de conectar con su marido, lo que se expresa a través de pasar el tiempo juntos.
Siguiendo el ejemplo, la mujer podía haberle dicho al hombre lo que siente, eventualmente seguido por una petición: “Me siento triste porque has llegado una hora más tarde de lo que acordamos, y porque me gusta pasar tiempo contigo. ¿Te sería posible en el futuro de estar los viernes en casa a las 9, para que podamos cenar juntos?” Formulando una pregunta de esta manera, desde el “yo”, presentas el otro con una apertura, con lo cual la probabilidad que hará lo que a ti te gusta es mucho mayor – en todo caso muchísimo mayor que cuando tu reacción es puro reproche.
Soy la primera en reconocer que dialogar de esta forma no es nada fácil, pero sí he comprobado que funciona. Si queréis saber más sobre Rosenberg y su interesante trabajo, hay mucho información en la web. También ha salido una traducción en castellano de su libro sobre la comunicación no violenta. (Comunicación No Violenta: Un Lenguaje de Vida, Ed. Gran Aldea Editores, ISBN: 9789872183493). Muy, pero muy recomendado.
6 comentarios
Recientemente he descubierto que encajo con el rasgo de PAS. Me ha gustado mucho el ejemplo, porque refleja muy bien situaciones que he vivido, con familiares y pareja, muy difíciles de manejar para mí debido a las emociones que surgen en esos momentos con intensidad, me impiden ver con claridad y comienzo con juicios. Me surge la duda si es conveniente expresar esta necesidad en esos momentos o esperar un poco. O si por el contrario es mejor cuanto antes porque los sentimientos se van haciendo más intensos al esperar. Leeré el libro recomendado y seguiré profundizando en las herramientas. Muchas gracias Karina!
Hola Ana, gracias por tu feedback. Creo que igual es mejor esperar un momento con más calma, pero no esperar mucho tiempo. Un abrazo.
Buenísimo el ejemplo!! Eso es asertividad, algo muy difícil de manejar para mí porque un maremagnum de emociones me suprimen la claridad mental en esos momentos, por cúmulo de situaciones parecidas que desencadenan el dolor del prejuicio ante otra situación similar…de nuevo. Habrá q seguir trabajando en ello…😊.
Gracias Karina!!
Mar
Hola Mar, gracias por tu feedback. Un abrazo!
Articuli muy interesante. Muchas Gracias.
Saludos a tod@s. Sin conocer del tema, por mera intuición, en ocasiones me he comunicado de esta manera, es verdaderamente difícil y les confieso que, antes de leer este articulo pensé que podía tomarse o entenderse como como egoísmo mio al expresar mis sentimientos, yo misma me lo preguntaba. Ahora entiendo que se trata de hablar desde el corazón y cierto es que pones en manos de tu interlocutor una puerta abierta al entendimiento.