Estimadas PAS, estimados PAS,
En este día del solsticio del invierno, el día más corto y más oscuro del año -por lo menos en el hemisferio Norte- me gustaría desearos una fiesta de Navidad bonita y luminosa, plena de paz interior, de reflexión y de esperanza. Solamente si reina la Paz en nuestros corazones podemos aspirar a una Paz universal; todos conocemos esa famosa y tan verdadera máxima de Mahatma Gandhi: «Sé el cambio que quieres ver en el mundo». No pongamos la responsabilidad fuera, sino tratemos de acogerla, sentirla y vivirla.
Y para el año 2018, os deseo doce meses de vida plena, de salud, y de esa consciencia que viene ligada a la responsabilidad que acabo de mencionar. Deseo que esa luz de Navidad, su esperanza y su templanza, siga viva en vuestros corazones de mes a mes, y que os sirva de consuelo y fuente de fuerza interior a la hora de tener que gestionar contratiempos que casi seguro se presentarán, igual que los desafíos que, en el fondo, albergan la posibilidad de poder crecer y madurar como ser humano.
Y también, y eso especialmente, os deseo mucha alegría y sensibilidad en la medida justa para poder disfrutar de la inmensa cantidad de cosas realmente preciosas y profundamente emocionantes que la vida siempre, a toda hora y en cada momento, nos ofrece si queremos verlas y que, si conseguimos reparar un poco en ellas, pueden inspirarnos a sentir una inmensa gratitud…
(Imagen: Bernardino Luini, «Angeles», comienzo S XVI).