Querid@s Amig@s,
La primavera ya está aquí, regalándonos sus verdes, su enorme cantidad de flores, esa actividad frenética de los pájaros y la seducción de su canto, perfumes imposibles de imitar como el de la flor del azahar y, también, la tan deseada lluvia. Me encanta sentir las gotas de lluvia sobre mi piel; sensación tan distinta de la del sol que, a su vez, aporta un gozo totalmente opuesto. (Perdóname tod@s del hemisferio sur, que hablo desde lo que pasa aquí, en España, pero seguid leyendo, por favor.)
Seguramente hay algunos de vosotros a quien la lluvia no guste. A vosotros os cuesta enfrentaros con un día oscuro, con nubes y poca luz. Os gana la tristeza, la melancolía y las desganas. Lo entiendo. Yo pasé más de la mitad de mi vida en un país donde hay más lluvia que sol, muchas más nubes que cielo azul, y allí hay mucha gente a quienes el invierno les deprime de forma muy seria.
Si el tiempo te afecta, ¿que podrías hacer? ¿Has pensado en ‘cambiarte el chip’? Si intentamos de salir unos momentos del marco de nuestro disgusto para concentrarnos en los enormes beneficios de la lluvia, igual las nubes dejan de pesar tanto…
Nuestro pobre planeta tiene sed. España se está convirtiendo en un desierto. ¿Qué bebemos? Hasta para hacer Coca Cola o cerveza nos hace falta agua. Vivimos –en gran parte- del turismo; miles y miles de personas que vienen aquí, en busca del sol(!) que se quieren duchar no sé cuantas veces al día. Pensemos en que pase con los árboles si no tienen agua, y que pasa con las personas si no hay árboles para darnos oxígeno, o si tendremos que prescindir de su frutos, su sombra… Los animales en la naturaleza que necesitan beber, y los muchos que necesitan los árboles para poder sobrevivir… ¡La lluvia es un regalo!
Puedo seguir y seguir. Lo que quiero haceros ver que a veces simplemente basta mirar un problema desde otro punto de vista para hacerlo cambiar de color, de carga, de peso o de dolor. He cogido la lluvia como ejemplo, pero en la mayoría de los casos es posible cambiar un estado u actitud negativo por otro más positivo si conseguimos salirnos de nosotros mismos para cambiar la óptica o, con otras palabras, de sustituir la negatividad por la positividad. Hace falta conciencia y dar el paso. Y si con una vez no basta, repetimos hasta que el chip lo haya entendido. Os garantizo que funciona.
¡Y ahora, a disfrutar de la primavera!