PAS con ‘p’ de Perfeccionista…

La relación entre ser una Persona con Alta Sensibilidad y el deseo de ser «perfecto»

La mayoría de las personas con alta sensibilidad se reconoce en el perfil de perfeccionista. Queremos ser «perfectos» y hacer todo lo posible para que nuestros actos sean, también, «perfectos». Y, como a lo mejor ya sabes, estas aspiraciones no solamente son inalcanzables, sino que, sobre todo, son agotadoras. Ese Perfeccionista dentro de nosotros, si es que lo reconoces como una faceta de tu ser, realmente forma parte de un determinado conjunto de características que determina tu persona, de la misma manera que lo pueden hacer, por ejemplo, el Crítico Interior, el Pensador Racional, el Trabajador Imparable, el Complaciente, etcétera. Las partes de nuestro ser, esas voces que nos hablan, pueden tener más fuerza de lo que les corresponde, hasta tal punto que nos obstruyen, nos sabotean y nos quitan las riendas de nuestra vida.

Volvemos al Perfeccionista. ¿Qué es lo que pretende? Basándose en, digamos, una imagen de una situación o de un comportamiento ideal que tú te has propuesto, te exige que llegues a alcanzarlos tal cual. Dicho de otra manera: que todo lo que haces, dices, realizas, que todo esto concuerde con esa imagen ideal o perfecta. Te exige que te vistas de la manera ideal e impecable, que tengas una figura de cine, que seas la madre o el padre perfecto, que saques solamente dieces (un nueve se percibe como un fracaso), que tu jardín sea equivalente a un paraíso bien ordenado y sin mala hierba o capullos caducos y que, cómo no, tu casa siempre esté muy (totalmente) limpia y que todo esté en su lugar correcto. Te exige que te expreses siempre de manera correcta dada la situación en que te encuentres, que siempre seas coherente y que tus actos siempre sean éticos. (Basta escribir esto para que empiece a notar cierto agotamiento y agobio).

Muchos PAS tienen la parte del Perfeccionista bastante desarrollada y fuerte para compensar una autoestima tendiendo a la baja. Quien, en su infancia, ha recibido mensajes de tipo «Hay que ser más fuerte«, «Ser débil no te lleva a ninguna parte salvo al fracaso«, «Si lloras tanto me avergüenzo de ti», hará todo lo posible para demostrar al mundo su valía, y este es el momento en que empezamos a otorgarle mucho poder al Perfeccionista. Queremos demostrar que valemos, y queremos que nadie (ni nosotros mismos) se avergüence de cómo somos.

Tu Perfeccionista interior no aguanta comentarios negativos ya que, es perfecto. Y para evitar críticas, nunca puede descansar, pues ha descubierto que la perfección es un proceso en sí y que ese proceso necesita ser actualizado continuamente. Acabas de limpiar tu casa, te giras, y siempre ves «algo» que todavía no está del todo limpio o bien colocado. Tu ropa puede estar perfectamente planchada, pero el momento en que te la pones, ya empieza a arrugarse. Te peinas, pero sales a la calle y el viento hace su parte. Y sacar un diez está bien, pero la próxima nota no puede ser menos.

¿Y… ese cuadro que no cuelga perfectamente recto? Creo que hay pocos PAS que, al ver eso, no sientan una fuerte necesidad de corregir el ángulo.

La pesadilla del Perfeccionista es la crítica. «Haré todo lo que esté en mi poder para evitar que me critiquen«, me dice Juanlu. «No soporto la crítica porque quiero ser valorado y aceptado, y está claro que, si te critican, ni te valoran ni te aceptan. Por eso no puedo descansar. Me pone histérico pensar que, por ejemplo, cuando invito a mis amigos a una cena, la comida no salga bien, digo… perfecto, y reconozco que siempre, siempre es mejorable. ¿Sabes? A mis amigos les encanta que les invite y siempre me dicen que soy un cocinero de cinco estrellas, pero muchas veces tengo la sensación que solamente lo dicen por complacerme y que, en realidad, saben que un plato no está bien del todo, pero que no lo quieren decir por ser personas educadas. A veces, incluso, tengo la sensación de engañarles (porque yo sé que se puede mejorar) y también me cuesta mucho aceptar sus cumplidos. Es un estrés continuo y me mata», acaba con un profundo suspiro.

Ese estrés de Juanlu no solamente «le mata», sino que le impide disfrutar de lo que hay. El perfeccionismo le roba el tiempo y le sabotea en el sentido de que nunca le permite sentirse seguro de sí mismo; la duda permanente le mina la autoestima. Y esto le pasa a Juanlu, pero también te pasa a ti si le permites al Perfeccionista manejar las riendas de tu vida.

¿Cómo transformar el Perfeccionista de un saboteador en un aliado?

Lo primero que puedes hacer es identificarlo. Esto parece obvio, pero no lo es tanto. Si estamos tan acostumbrados a que mande en nosotros, muchas veces ni nos enteramos de que está hablándonos e influenciándonos. Podrías, por ejemplo, al final de día, hacer una retrospectiva de aquello que ha transcurrido y buscar las situaciones y los momentos en que ha determinado tu conducta. O los momentos en que te has sentido mal por algún comentario, alguna mirada. Te aconsejo observar atentamente estos momentos y estas emociones. Puedes, si lo haces bien, encontrar el momento exacto en que regalaste tu poder (tus riendas) al Perfeccionista. Date cuenta que esa parte de tu ser, cuyo objetivo es -irónicamente- hacer que te sientas bien y valorado, ¡no es en absoluto una parte negativa! Lo que pasa es que tiene demasiada fuerza y por eso se apresura en cada momento para «ayudarte» a hacer las cosas bien o de manera «perfecta». Y este es el problema: no lo necesitas en «cada momento», ya que hay momentos en que necesitas disfrutar, relajarte y no preocuparte de cosas que en ese instante no merecen tu preocupación. Si buscas conectar con la parte opuesta del «Perfeccionista», como podría ser «Don Relax» o «Disfrute», y te los imaginas ganando un poco de fuerza, algo puede cambiar en tu interior.

Lo que no conviene hacer es intentar suprimir al Perfeccionista; las partes -ninguna de ellas- no se dejan suprimir ya que su único deseo es ayudarte, y cuanto más las intentas suprimir, más esfuerzo harán por manifestarse. ¿Entonces? Habla con el Perfeccionista; él te habla a ti continuamente y puedes contestarle, ¿no te parece? Puedes darle las gracias por su fervor en ayudarte, en motivarte para conseguir la excelencia y sacar dieces en todos los sentidos. Su trabajo es importante y realmente le agradeces su apoyo. Pero luego, y desde el cariño, le pides permiso para contactar un poco más con «Don Relax«, ya que él también merece un turno. Dile, al Perfeccionista, que sigues contando con él y que, en el momento en que le necesites, le llamarás para que te ayude. Recuerda: no es tu enemigo, es un aliado, pero en el curso de tu vida ha cobrado más poder de lo que, en este momento, te conviene. Un exceso de poder de una parte de tu ser le convierte de aliado en saboteador. Siempre. Imagínate ¿Qué pasaría si Don Relax tuviera más poder de lo que quieres que tenga? Cada uno en su sitio, y tu Yo manejando las riendas y guardando el equilibrio. Al final, es TU vida, ¿no es así?

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11 comentarios

  • by Duly, post on | Reply

    Tus palabras me han llegado justo en el momento que lo necesito, estoy de crisis existencial soy bastante perfeccionista, veo a todos imperfectos y juzgo todo el rato su comportamiento y sus palabras.
    Me exijo demasiado como madre, mujer y emprendedora.
    Estoy en el abismo estos días con mil dudas porque hace semanas que estoy informándome sobre Pas.
    Mil gracias por tus palabras, no sabes hasta que punto me ayudan.
    Un abrazo

    • by Karina Zegers de Beijl, post on | Reply

      Hola Duly, gracias por tu feedback y me alegro de que mis palabras te hayan servido. Espero que hayas transitado ese abismo y que saliste más fuerte y liberada. Un abrazo de los buenos.

  • by M. José, post on | Reply

    Soy muy perfeccionista en el trabajo, en las tareas del hogar voy disminuyendo el nivel de exigencia.

  • by anonimo, post on | Reply

    es una actividad totalmente interesantisima y con mucha verdad, pero que muchas veces no podemos evitar estas situaciones. Devemos evitar el exceso de ego y trabajar, y mucho para reconocerlo, no pensar nunca en » el que diran», hagamos lo que hagamos nunca podremos agradar a todo el mundo, y que dificil y verdad la mayoria de las veces que es, hay que pensar menos en los demas y mas en gustarnos a nosotros mismos. ANIMO y un saludo

  • by Hugo, post on | Reply

    Yo soy paz de los pies a la cabeza

  • by mirta ugrotte, post on | Reply

    hola yo perfeccionista en mi negocio ,en mi casa y persona no,soy pas?

  • by María Antonia Escarrer, post on | Reply

    Hola Karina,
    Gracias por tu artículo, coincido contigo al perfeccionista hay que utilizarlo bien para que el resultado no se imponga al proceso y para que este sea sostenible y no "morir en el intento" .
    Como Coach he utilizado la técnica de la silla vacía para establecer un diálogo entre la parte exigente y el exigido que resulta muy revelador.

  • by Paula Cifuentes Férez, post on | Reply

    Un excelente artículo; me siento totalmente identificada. Precisamente el martes me lo decía mi cuñada y es que no lo puedo evitar… Llevo mucho tiempo luchando contra don Perfeccionismo y, aunque avanzo muy lentamente, lo voy consiguiendo en algunas facetas de mi vida. Ahora me toca también enseñarlo a mis hijos… que también les va a costar

  • by Anónimo, post on | Reply

    Muy bien explicado. Cuando me hice terapeuta tuve que trabajar con mis personajes y uno era la perfeccionista, encontre el origen y me relaje un poco. Me hago listas de lo primordial y lo secundario y simo me da tiempo a hacerlo lo muevo, aún así en primavera la ansiedad me supera y con ella la actividad. Me relaja el elemento agua, el silencio, jugar con niñ@s, relativizar todo, practicar el desapego. Siendo consciente del porquel pegas haces un stop en el perfeccionismo obsesivo. Gracias.

  • by Ruth Garcia, post on | Reply

    Muchas gracias! El artículo creo que da para meditar bastante. Personalmente me acabo de dar cuenta de que, efectivamente, me sienta fataaaaal que me llamen la atención, o que me digan que he hecho algo no muy bien… y han sido muchas las veces que ese "mosqueo", que al ser tan transparente se me nota a la legua, ha sido interpretado como exceso de ego. Pero lo cierto es que no me considero una persona con un ego exagerado ni mucho menos. Lo que yo no sabía identificar, era a la perfeccionista que hay en mí. Sé que muchas cosas las hago mal,y otras regular, y sé que la vida es un aprendizaje continuo. Ahora me toca trabajar para reconocerlo y pasarme un rato con Don Relax, para que esas situaciones no me desborden, y no sean malinterpretadas tampoco. Empiezo hoy! ?

  • by Anónimo, post on | Reply

    Es muy fácil caer en el perfeccionamiento siendo pas. No sólo por la baja autoestima..también porque el orden, la limpieza, la comida bien hecha y cualquier cosa que hagamos bien es belleza, es una forma de disfrutar con lo bien hecho.
    Respecto a tener siempre presente el qué diran, os voy a contar una situación que viví una vez: Soy una persona que pienso que la imagen personal es importante pero no en exceso. Me gusta ir bien aseada, un poco maquillada…coqueta pero no en exceso. Sencilla.
    Um día me encuentro una amiga y me dice que cómo iba tan arreglada para llevar a los niños al cole y al rato me comenta otra amiga que visto demasiado sencilla, que si me arreglara más estaría más guapa…
    Creo que con esta historia real queda todo dicho. Hagas lo que hagas nunca podrás agradar a todo el mundo. Uno debe de gustarse a sí mismo y pensar menos en los demás.
    La persona que te quiere te acepta tal cual eres

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