Espero que habéis empezado el verano con mucha alegría y optimismo, celebrando la fiesta de San Juan y el solsticio de acuerdo con la tradición de vuestro entorno.
El mes pasado os hablé sobre el trabajo de Marshall Rosenberg, la comunicación no-violenta. Os quiero confesar que el tema cada vez me gusta más, y voy practicando donde pueda. Espero que todavía os acordéis de la pequeña escena de la mujer que se enfada con su marido porque llega tarde para comer, y que empieza a gritarle. Rosenberg surgiere un dialogo en que cada uno –tanto la mujer como el hombre- mira el incidente tal cual como ha sucedido, y luego expresa lo que siente sin reprochar o culpabilizar al otro. Os acordéis? (Si no tenéis el newsletter, os digo que todos los newsletters están en mi blog, http://PersonasAltamenteSensibles.blogspot.com)
Ahora, aquí, en lo que se refiere a lo que uno siente, encontramos una dificultad. ¿Realmente sabemos lo que sentimos? Yo sé que para gente no altamente sensible muchas veces ya es difícil de reconocer el sentimiento que uno tiene, y que, por ejemplo, aquello que se manifiesta hacia el exterior es expresado como rabia, en realidad, en el interior de la persona, puede ser otra cosa. Ya lo hemos visto en el ejemplo – la mujer actúa con enfado, pero en realidad, en su corazón, está desilusionada. Me he dado cuenta que para las personas altamente sensibles es especialmente difícil distinguir lo que realmente sentimos. Como siempre, sentimos tanto –no solamente lo nuestro, pero también lo del otro- que cuanto más emocional una situación, mas confuso nos sentimos. Esta confusión es peligroso, porque te lleva a actuar de una manera irracional, fruto de un especie de pánico. O puede ser que sientes tanto, que lo único que puedes hacer es cerrarte. Te cortas, y con esto también cortas toda comunicación posible. Encima, el otro no entiende que te pasa, sobre todo si no es una PAS. Seguro que no os cuento nada nuevo.
Lo único que podemos hacer es practicar. Hacer una lista con las emociones más frecuentes, tanto las agradables como las desagradables, e ir identificando. Por ejemplo, has pasado una noche de San Juan con amigos. Ha sido una fiesta preciosa. Te puedes haber sentido asombrado por el buen ambiente, o inspirado por una buena conversación, o orgullosa de la ensalada que habías preparado, o inspirado por algún comentario… Os dais cuenta de las muchas matices que hay?O a lo mejor no has podido asistir a la fiesta, y te sientes decepcionado, triste, solo, nervioso o frustrado.
Creo que es muy importante saber distinguir lo que pasa en nuestro interior. Aclarando la confusión emocional nos aporta una mayor seguridad, y la mayor seguridad lleva a un mayor autoestima. Es importante saber lo que sentimos para poder mantener una conversación según Rosenberg, y poder mantener una conversación según Rosenberg, nos ayudará resolver conflictos y malos entendimientos.
Un consejo. Tenemos la tendencia de decir cosas como: «Siento como estoy hablando con una pared,» o «Siento que no me entienden,» o, «Siento que nunca puedo desconectar.» Amigos, estos no son sentimientos. Son pensamientos. O sea, atención con la diferencia entre sentir y pensar – y ya sé que no es fácil. En general se trata de un pensamiento –y no de un sentimiento- si después de «Me siento» añades palabras como «que» y «como.»
He preparado una lista con diferentes emociones. Quien esté interesado, que me mande un correo y se la envío.
También os quiero invitar a uniros al grupo que he creado en Facebook, «Sé que la Alta Sensibilidad es un Don, Pero no Siempre es Fácil.»
Cuanto mas somos, mejor, y nos podemos ayudar. Me haría muchísima ilusión encontrarnos en ese espacio e intercambiar ideas.
¡Que tengáis un buen mes de Julio!
El mes pasado os hablé sobre el trabajo de Marshall Rosenberg, la comunicación no-violenta. Os quiero confesar que el tema cada vez me gusta más, y voy practicando donde pueda. Espero que todavía os acordéis de la pequeña escena de la mujer que se enfada con su marido porque llega tarde para comer, y que empieza a gritarle. Rosenberg surgiere un dialogo en que cada uno –tanto la mujer como el hombre- mira el incidente tal cual como ha sucedido, y luego expresa lo que siente sin reprochar o culpabilizar al otro. Os acordéis? (Si no tenéis el newsletter, os digo que todos los newsletters están en mi blog, http://PersonasAltamenteSensibles.blogspot.com)
Ahora, aquí, en lo que se refiere a lo que uno siente, encontramos una dificultad. ¿Realmente sabemos lo que sentimos? Yo sé que para gente no altamente sensible muchas veces ya es difícil de reconocer el sentimiento que uno tiene, y que, por ejemplo, aquello que se manifiesta hacia el exterior es expresado como rabia, en realidad, en el interior de la persona, puede ser otra cosa. Ya lo hemos visto en el ejemplo – la mujer actúa con enfado, pero en realidad, en su corazón, está desilusionada. Me he dado cuenta que para las personas altamente sensibles es especialmente difícil distinguir lo que realmente sentimos. Como siempre, sentimos tanto –no solamente lo nuestro, pero también lo del otro- que cuanto más emocional una situación, mas confuso nos sentimos. Esta confusión es peligroso, porque te lleva a actuar de una manera irracional, fruto de un especie de pánico. O puede ser que sientes tanto, que lo único que puedes hacer es cerrarte. Te cortas, y con esto también cortas toda comunicación posible. Encima, el otro no entiende que te pasa, sobre todo si no es una PAS. Seguro que no os cuento nada nuevo.
Lo único que podemos hacer es practicar. Hacer una lista con las emociones más frecuentes, tanto las agradables como las desagradables, e ir identificando. Por ejemplo, has pasado una noche de San Juan con amigos. Ha sido una fiesta preciosa. Te puedes haber sentido asombrado por el buen ambiente, o inspirado por una buena conversación, o orgullosa de la ensalada que habías preparado, o inspirado por algún comentario… Os dais cuenta de las muchas matices que hay?O a lo mejor no has podido asistir a la fiesta, y te sientes decepcionado, triste, solo, nervioso o frustrado.
Creo que es muy importante saber distinguir lo que pasa en nuestro interior. Aclarando la confusión emocional nos aporta una mayor seguridad, y la mayor seguridad lleva a un mayor autoestima. Es importante saber lo que sentimos para poder mantener una conversación según Rosenberg, y poder mantener una conversación según Rosenberg, nos ayudará resolver conflictos y malos entendimientos.
Un consejo. Tenemos la tendencia de decir cosas como: «Siento como estoy hablando con una pared,» o «Siento que no me entienden,» o, «Siento que nunca puedo desconectar.» Amigos, estos no son sentimientos. Son pensamientos. O sea, atención con la diferencia entre sentir y pensar – y ya sé que no es fácil. En general se trata de un pensamiento –y no de un sentimiento- si después de «Me siento» añades palabras como «que» y «como.»
He preparado una lista con diferentes emociones. Quien esté interesado, que me mande un correo y se la envío.
También os quiero invitar a uniros al grupo que he creado en Facebook, «Sé que la Alta Sensibilidad es un Don, Pero no Siempre es Fácil.»
Cuanto mas somos, mejor, y nos podemos ayudar. Me haría muchísima ilusión encontrarnos en ese espacio e intercambiar ideas.
¡Que tengáis un buen mes de Julio!