“Soy PAS y no comprendo porque no me entienden. Una cosa es que esto me pasa en el trabajo, pero lo peor es que también me pasa en la familia”, cuenta Sofi, y el trémulo de su voz es testigo de la desesperación que siente y de su agotamiento. Su historia es larga. En el entorno laboral se percibe como una marciana, una extraterrestre. No encaja, y no es que no lo haya intentado. Ha hecho todo lo posible para caer bien, para hacer amigos y para demostrar su valer. “Trabajo tres, cuatro veces más que los otros. Los quito tareas. Hasta les hago los cafés. Y aunque la mayoría de veces me dan las gracias, el otro día les escuché como se reían de mí, llamándome tonta”. Suspira. “Quiero pertenecer, quiero ser amiga de mis colegas, pero no hay manera. Quiero que me entienden, pero no me entienden”. La digo que la entiendo. Todos queremos ser valorados y entendidos, todos necesitamos amigos y buscamos pertenencia. No encontrarlo duele y te sumerge en un estado de soledad involuntaria.
“Pero no estoy sola”, contesta. “Tengo marido y tres hijos. Ya te digo, a veces me encantaría estar sola, pero nuestro piso es enano y siempre hay alguien”. Nos reímos un poco, unas risas de complicidad, ya que, siendo PAS las dos, conocemos la importancia de poder estar a solas – quizás no siempre, pero a veces, vaya, ¡eso sí! Le recuerdo que me había dicho que, aparte de lo que le pasa en el trabajo, en casa tampoco la comprenden. “Es cierto”, confirma con otro suspiro. “Por ejemplo, cuando les digo eso, que me encantaría estar a solas una horita, dos, tres a la semana, o bien se ríen o me dicen cosas tan estúpidas como: –Claro, cómo no nos quieres, o, –¿Para qué quieres estar sola? ¿Te molestamos? ¿Tienes secretos?… Últimamente ni siquiera intento explicarles lo que siento, lo he intentado en el pasado y no sirvió de nada. Me quedo con una sensación de culpabilidad, quizás también un poco de vergüenza, por ser tan diferente que ellos no pueden entenderme. Ahora noto como estoy muy cerca de explotarme, de no poder aguantar más y de querer mandarlo todo al traste. Entre el trabajo y lo que hay en casa, no puedo más. ¿Me das un consejo?”
Aunque la situación de Sofi no es única entre l@s PAS, no se lo digo. Y en realidad tampoco tengo consejos. Para mí lo más importante es hacerla ver que no es realista esperar que una persona que no es PAS pueda entender a alguien que sí lo es. Puedes explicar muchas cosas, cómo que recibes mucho más información que cualquier no-PAS, o que das muchas vueltas a las cosas y las vas sopesando, combinando, valorando, comparando, proyectando… y que todo esto te lleva a un estado de irritación y de saturación a la par de una emocionalidad quizás desmesurada (especialmente en comparación con la de esos no-PAS), y cuando hayas terminado tu explicación –saliendo de la premisa que te quieren escuchar– es probable que te miren con una mirada en blanco y te dicen algo como: “Pues, no lo hagas”. Tan fácil.
Es un hecho que una persona que no comparte nuestro rasgo no llegará a comprenderlo por el simple hecho que no experimenta la vida como las PAS lo hacemos. No es porque no quieren. No es porque no les interesa. Es porque su cerebro es diferente, funciona y reacciona de otra manera, procesando la información con mucho menos intensidad, registrando mucho menos y por tanto tampoco llegan a emocionarse tanto. Nadie tiene culpa, nadie es mala persona –por lo menos no en este sentido. De las PAS depende reconocerlo y aceptarlo. Si un no-PAS nos quiere y puede aceptarnos por lo que somos, ¡podemos estar muy, pero muy contentas!
Sofi, en el trabajo, pero también en casa, intentaba ganarse el respeto, el cariño y el amor de su entorno sacrificándose al máximo, ayudando a los demás, quitándoles el trabajo y aceptando que la tratasen como el último mono –lo hacía porque pensaba que así podía ganarse amistades o el respeto de su familia. No solamente cada vez la respetaban menos (en el trabajo llegaron a mofarse de ella y de su “actitud felpudo”) incluso parecía que su familia ya no la quería porque, por sacrificarse tanto y por estar continuamente pendiente de su marido y sus hijos, poco a poco dejaba de ser quien era, moldeándose según las necesidades de los otros. Y no solamente eso, pero que se iba agotando. Cuando me llamó estaba cerca de un burn-out.
No doy consejos, no, lo que intento dar son explicaciones para que la persona misma puede darse cuenta de las características de su rasgo y de las dificultades que este a veces, y según las circunstancias, conlleva. Sofi acabó de entender, sin que lo dijera yo, que tenía que aprender a decir no, que le tocaba cuidarse a sí misma, y de respetarse a sí misma. Se dio cuenta que los no-PAS del trabajo y de su familia no podrán entenderla, pero si ella consigue aceptarles a ellos como son, probablemente ellos también llegarán a aceptarla como es. Como realmente es, con sus propias necesidades y –también– peculiaridades. Todos somos diferentes per sé, y ser PAS nos hace un poco más diferente todavía, y no pasa nada. Podemos responsabilizarnos de ello. Ser diferente, tomado como algo positivo, trae frescura y puede aportar innovación –algo que el mundo necesita desesperadamente. Todos podemos aportar algo, y aportar sensibilidad es algo bien necesario.
¡A por ello!
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9 comentarios
Intentar que una persona no PAS te entienda es una pérdida de esfuerzo, tiempo y energías, no se nos entiende, tampoco te puedes etiquetar como PAS, creo que algunos aún nos consideran locos. Esta mañana hablaba con una chica experta en inteligencia emocional y PNL, todos sus consejos prejuzgaban mis pensamientos y de seguirlos eliminarían mi esencia, he podido entender todo lo que me decía, me ha hecho recapacitar en que una vez que comprendemos a la otra persona, nos centremos no en todo lo que captamos que nos dice, sino en observar su canal de comunicación y conversar con la persona a través de su canal hasta que nos hagamos entender, creo que tenemos esa capacidad, pero nos falta formación de como comunicar con personas que no se comunican como nosotros.
Hola, ¿crees que hace falta «formación»? No sé, creo que -cómo PAS- es bastante fácil hablar con los no-PAS. Una vez que tengas claras qué partes de tu ser sensible no entiendan no hay expectativas y la comunicación puede fluir ya que, generalmente siendo más superficial, requiere menos energía, presencia y atención… eso, sin disminuir la capacidad empática… Un abrazo.
Hace relativamente poco tiempo me hablaron de las PAS y me comentaron que yo podía serlo. Yo así lo creo, pues toda mi vida he reaccionado, como mi entorno me criticaba, de manera “exagerada”. Tengo tres hijos varones (entre la adolescencia y la adultez) que, cuando reacciono fuera de lo que ellos consideran “normal” me ignoran, me evitan si me da por llorar, e incluso uno me acaba de decir que no me soporta porque mi forma de reaccionar no la soporta en nadie, dando a entender que me gusta hacerme la víctima, y comentando que tengo que ”hacérmelo ver“;todas estas actitudes me hacen mucho daño y, aunque intente por todos los medios no sentirme afectada, acabo mucho peor. Tengo fibromialgia, una enfermedad totalmente incomprendida también, que me ha llevado a tomar antidepresivos que, ante una situación de crisis, desafecto, de fatiga emocional, etc, no me valen para nada porque sigo con esa ”hipersensibilidad” que algunos consideran que me hacen anormal.
Hola Anonima, gracias por compartir un poco de tu difícil situación. Existe un lenguaje libre de carga emocional, partiendo de las necesidades de cada una de las partes y basado en el respeto mutuo: La Comunicación No Violenta de Marshall Rosenberg. Le aconsejo indagar un poco (incluso en este blog, poniendo «Comunicación No Violenta» en el buscador) en Google, por ejemplo, o en la librería. Es una herramiento muy buena para que las PAS aprendan a expresarse sin dar la impresión de sentirse víctima. Ánimo! Un abrazo, Karina
impresionante !!! tan identificada y tambien apenada, no quisiera ser asi.
Hola Mariella, gracias por tu feedback. ¿Sabes? No hace falta ser así, ¡para nada! De ti depende cambiar el chip. En los muchos artículos de mi blog (y en mis libros, claro) puedes encontrar un montón de herramientas que te ayudarán a encontrar un nuevo chip, más alegre y feliz… Venga, ¡a por ello! Animo, y un fuerte abrazo!
tan tan identificada
Es tan real! Gracias Karina, 🙂
Muchas gracias, me siento muy identificada.