«¿Sabes, aquello, de que no hay mal que por bien no venga?», empieza Susana excitada. Apenas me dio tiempo a saludarla. «¡Pues es cierto! Fíjate: salgo tarde de casa, con prisas, me salto el stop de la esquina y… ¡hala, accidente! Susto mortal, claro, aunque las consecuencias solo fueron unos moratones y algún golpe en el chasis. Bueno, […]