En España tomamos doce uvas como símbolo de la transición de un año a otro. Siempre pensaba que se trataba de una vieja costumbre tradicional o cultural, pero una pequeña investigación me hizo descubrir que la costumbre es ni vieja ni cultural, sino que curiosamente es fruto de motivos económicos.
Resulta que en 1909, en Nochevieja, los cosecheros en un esfuerzo desesperado de imaginación, consiguieron desprenderse de un enorme excedente de uvas que había habido ese año inventando el rito de tomar “las uvas de la suerte” en la última noche del año, aprovechando la sabida creencia popular de que dichas frutas traían suerte.
Personalmente, a mi me cuesta tragarlas. Voy bien hasta la séptima, más o menos. Había entendido que la idea es de, a la vez que vas tragando las uvas, pensar en doce intenciones que vas a realizar en el año que se vislumbra. Y mientras escribo esto, me empieza a surgir la duda si es por las uvas mismas que me suelo atragantar, o si es a causa de la idea de los doce propósitos. ¡Doce! Ni más ni menos.
Tengo que confesaros que no creo en el tema de las buenas intenciones tomadas en los últimos momentos del año. Me parece rebuscado. He comprobado que la mayoría de veces no funciona. La idea puede ser bonita, pero la práctica tiene un aspecto sofocante y puede producir hasta un sentimiento de culpabilidad. De hecho, sé que ni siquiera hace falta ser PAS para sentirte agobiado y/o culpable, aunque esa tendencia es bastante mayor aun en las personas altamente sensibles. Un PAS se agobia con facilidad (doce propósitos es más que suficiente para que te agobies) mientras que la culpabilidad en la mayoría de los casos nos es como un guante hecho a medida. Imagínate hasta donde puede llegar la culpabilidad si has dicho a todo el mundo que a partir del día uno de enero dejarás el coche e irás andando de casa al trabajo, pero luego, al cabo de unos días, resulta que no eres capaz de mantener ese ritmo nuevo. Fijo que te sientes mal y que tienes la idea de haber fallado. Perder prestigio no suele ser algo fácil para un PAS.
¿Por qué es tan difícil realizar varias intenciones?
Por la sencilla razón que ya es muy difícil mantener una sola intención sin más. Es verdad que el deseo de cambiar o mejorar algo en tu forma de actuar o de pensar es loable. Nadie lo negará. Pero también es verdad que el tiempo y la comodidad pueden hacerte olvidar lo que has decidido. Una intención necesita una meta o un objetivo, y un objetivo tiene que ser específico. Para aquellos de vosotros que tenéis una intención y queréis intentar de realizarla, a continuación os daré los llamados “SMART-goals” que os ayudarán en la realización de la propuesta.
¿Qué hace falta para conseguir la realización de un propósito?
En primer lugar hay que investigar una serie de cosas. Saber exactamente lo que quieres y de que manera, evitará que topes con sorpresas inesperadas que te quiten el entusiasmo. Una vez que el entusiasmo está afectada te será mucho más difícil seguir con tu propósito. Seguiremos el ejemplo de andar en lugar de coger el coche.
- Hemos dicho que un objetivo tiene que ser específico. Para determinar exactamente aquello que quieres conseguir, te puedes hacer una serie de preguntas:
- ¿Quién está involucrado? Por ejemplo, si antes llevaba a mi hijo al cole, él ahora también tendrá que andar.
- ¿Qué es exactamente lo que pretendo conseguir? ¿Perder peso? ¿Ahorrar gastos?
- ¿Cuál es la distancia que tengo en mente? ¿Cuántos kilómetros son? ¿Voy ida y vuelta, o vuelvo con el transporte público?
- ¿Tengo un límite de tiempo disponible?
- ¿Hay requerimientos especiales? ¿Zapatos o chubasquero?
- ¿Tengo que organizar alguien que puede llevar a mi hijo al cole?
- Un objetivo tiene que ser medible. ¿Cuánto peso pierdo quiero perder? ¿Cuánto dinero ahorro en una semana, en un mes?
- Un objetivo tiene que ser alcanzable. Imagínate que la distancia que tienes en mente es de cinco kilómetros, pero no estás en forma. Si pides más de tu cuerpo que te puede dar, es más que probable que te cansas rápido y te rindas.
- Un objetivo tiene que ser realista. Para investigar si alguna meta es realista, te puedes preguntar si alguna vez has hecho algo similar y cual fue el resultado. Para que una meta sea realista, tiene que representar un objetivo que quieres y puedes alcanzar. Tu eres la única persona que puede saber eso. Para un PAS siempre es aconsejable no exigir el máximo de tus fuerzas, ya que esto significará estrés. No pongas el listón demasiado alto ya que te garantizo que el resultado será contraproducente.
- Un objetivo tiene que ser tangible. Una meta es tangible cuando puedes experimentarla con uno (o más) de tus sentidos, o sea, gusto, tacto, olfato, vista o oído.
A veces es más fácil alcanzar una meta con la ayuda de un coach. Junto con tu coach investigarás las diversas facetas de tu objetivo para establecer tus posibilidades. ¿Hasta qué punto es viable mi plan? ¿Si pongo el listón más bajo, seré más realista? Tu coach te ayudará a realizar tus objetivos, y te apoyará. Si te has propuesto para el 2011 de perder peso, de mejorar tu condición física, de aprobar algún examen, te puedo ayudar.
Las sesiones de una hora mínimo se hacen presenciales en Palma, o por “Skype”.
Nada más que desearos un muy feliz 2011 y qué vuestros sueños se hagan realidad.